Bárbara, cuántas cosas más te han de ocurrir en tu vida, que tienes ya 75 años y sigues en lo más alto del candelabro de la fama. Tú y la fama os entendéis, ninguna de las de tu época sigue ahí, tan actualísima. Sin ninguna duda eres la persona más famosa que ha nacido en Totana, me atrevo a decir que en toda su historia (que me desmientan los historiadores si se les ocurre alguien más famoso que tú) y además tan notoriamente orgullosa de pregonar que eres totanera.
De antes solo te he visto de lejos, cruzando una esquina, rubia, con tacones, con ese halo tuyo de vedete. Pero después de verte en los cuatro capítulos de tu documental, hablando con esa llaneza que parece tan cercana, tan de verdad, (que yo sé que no todo es verdad, o verdad del todo, pero sí que hay mucha verdad) me he ido haciendo más amiga tuya. Por eso no quiero criticarte sino entenderte y hablar bien de ti porque hay muchos a los que se le va la boca y solo saben decir las mismas simplezas de siempre, ya sabes, que si comehombres, que si desleal…
Bárbara, yo te admiro por tantas cosas, por ejemplo: una vedete no puede comer morcón, pero tú vas al Caña, te lo compras y supongo que te lo vas comiendo acordándote de tu infancia y tu adolescencia, cuando corrías por las calles de Totana en los años sesenta, tan bonita, tan alta, tan espabilada, y luego te vas a la plaza y te pides un helado porque el dulce está rico y consuela. Di que sí, que ya está bien de tanta restricción y tanta crítica a los cuerpos. Porque, Bárbara, ¿cuántos años has sido cuerpo? Lo malo es que nunca dejarás de ser cuerpo porque siempre estarán esas fotografías de cuando eras la más bella (yo también te he puesto ahí en ese cartel para que todos tengamos presente tu belleza incontestable).
¿Ha resultado satisfactorio ser tan guapa? A todas nos habría encantado tener tu tipo, tu notoriedad, pero quizás no tu vida. Porque los hombres te han salido rancios. Qué enorme decepción tu marido que se transformó en un maltratador celoso y violento. Y con tu amante el Campechano, Bárbara, éste ha sido tan nefasto como tu marido. Es que los Borbones han sido siempre muy monárquicos. Él mismo lo resumió en tres palabras con esa capacidad suya para decir tanto con tan poco: “Explicaciones, ¿de qué?” Qué rey más auténtico, tan de corona y cetro, que no necesita explicar nada a sus súbditos, imagínate respetar a sus amantes.
Pero supiste torearlo, a él y a los que iban con él. Grabaste cosas y luego fue lo del chantaje. Y te lo echan en cara. Yo creo que defendiste tus intereses cuando el otro quería usarte y tirarte cuando ya no le convinieras, pero la rubia fue más lista.
Lo que no entiendo bien es todo ese dinero (dineral) ¿cómo no guardaste más? Si lo hubieras invertido en pisos y naves ahora tendrías una buena renta en alquileres.
En fin, haces lo que puedes (como las demás), aunque tengas que seguir padeciendo a los hombres de tu vida, porque tu hijo… ¡Cuánto daño hace la ambición de dinero! A todos.
Desde Totana, tu amiga que te agradece que fueras una adelantada en reivindicar la igualdad sexual de mujeres y hombres, a pesar de las críticas que hasta día de hoy te siguen lloviendo.
Dolores Lario (https://soyladolo.com)